domingo, 26 de agosto de 2012

Tratado de pereza

...Se está acabando el verano chavales, y yo todavía no he empezado a aprender a tocar la guitarra...

Y es que este verano no es más que una sinopsis de mi vida. Esperar que el mundo me lo de todo hecho; esperar el típico mundo feliz idealizado y rosa sin realmente merecérmelo...

Si no he escrito nada este verano ha sido precisamente por esto. Dormir inhibe mi imaginación y solo se escribir cuando tengo insomnio... O quizás será que no tengo mucho que decir, o que no tengo ganas de nada, vete tú a saber.


Estar de brazos cruzados mientras el mundo cambia. Mientras las personas cambian. Mientras sigo igual de borracho que siempre.


Y es que este es mi estado de ánimo, el que me caracteriza. Pesimismo extremo, me río yo de Shakespeare. Hace tiempo leí la siguiente frase: "El optimista cree en los demás mientras que el pesimista solo cree en sí mismo" y creo que me retrata fielmente. La sociedad en la que me ha tocado vivir me ha dado razones para no creer en nada ni en nadie. Solo creo en aquellas personas que me han demostrado ser merecedoras de una oportunidad. Burda farándula la de los tejemanejes a las espaldas. La de las puñaladas traperas cuando necesitas de alguien que te sostenga. La de los insultos. La de las burlas a costa de uno. La de los prejuicios. La de la sociedad en general.

En fin, voy al grano que me estoy yendo por los cerros de Úbeda:

Estos últimos días han sido los peores de todos, me ha dado por pensar y he tenido que acallar las voces de mi cabeza con alcohol de Mercadona, de ese que nubla la mente y los sentidos. Ya se me ha pasado, me da pereza entrar en detalles, pero espero que haya por ahí alguien que se preocupa por este pobre diablo.

¡Hasta la próxima recaída!