lunes, 4 de febrero de 2013

Traga, traga, traga.

Aconsejo encarecidamente ver el siguiente video antes de continuar leyendo. Apenas son 4 minutos que pueden hacerte reflexionar sobre la existencia humana, sobre la mecanización de las relaciones personales, sobre uno mismo...



Caer. Como caía antaño, como seguramente seguiré cayendo. Porque el futuro es incierto, es un prado fértil en que cultivar tus sueños... Siempre que se tengan sueños, claro.

Es difícil ser feliz cuando todos y cada uno de tus sueños se han ido haciendo trizas poco a poco, como una copa de cristal estrellándose estrepitosamente contra el suelo. Sueños difíciles de conseguir algunos, sueños que casi rozan el ser un derecho inalienable, otros.

Mas he de sonreír.

Aunque no tenga ganas, aunque sienta que el mundo se me viene encima, aunque persista el sudor frío y las punzadas en la columna, he de sonreír.

Porque ese es mi deber. Porque, aunque la felicidad sea un don que me ha sido arrebatado, no puedo arrebatársela a los demás, y mucho menos a quienes me rodean. He de sonreír, para que los que me quieren, sonrían conmigo. Para sembrar una felicidad que yo no consumiré, pero que hará la existencia más amena a alguien que quizás la necesite más que yo. Para quizás conseguir así la redención, y encontrarle un sentido a esta existencia sin pena ni gloria.

Bendiciones y buenas noches.