domingo, 4 de enero de 2015

Shiawase

Es duro enfrentarse a un folio en blanco. ¿Qué puede expresar en un blog alguien que se siente vacío por dentro? Nada.
Y eso es lo que voy a escribir a partir de ahora. Esta es mi última confesión.
Comencé esto hace 4 años, buscando soltar todo lo malo en mí, pero no ha servido de nada. Sigo igual de inmaduro, sigo intentando mantener un sueño que no se va a cumplir, que, a pesar de que el mundo se confabulase para que ocurriese, no podría llevarse jamás a cabo.
He pasado como un susurro por la vida de las personas que he conocido, y como un susurro me he ido. Y aquellas personas que se intentaron esforzar en escuchar dicho murmullo, no hallaron más que un canto de sirena, palabras bellas y vacías, carentes del calor que me hubiese gustado imbuirles.
Siento que este no es mi sitio. No sé muy bien cuál es, pero no es Trujillo, ni Cáceres. Creo que ni siquiera es este mundo. No me gusta esta realidad, y creo que yo no le gusto a ella, pero me trae por culo lo que piense. Me vuelvo a mi burbuja.
Soy feliz en mi propio universo de guerreros, brujos y esquizofrenia. En Navea, tengo gente por la que luchar, objetivos que cumplir, el valor que me falta. Zaratustra se ha ido comiendo a Josema poco a poco. A día de hoy, lo único que me ata a este mundo es la promesa, ya carcomida y marchita por el paso de tiempo de salvar a alguien. Sin embargo, cómo puedo salvar a alguien, cuando no he encontrado la forma de salvarme a mí mismo.
Intento tirar de mí mismo, pero no me quedan fuerzas. Quiero salir de este círculo vicioso de soledad, noches en vela y pizzas del Domino's.
Quiero muchas cosas.
Quiero ser feliz.
Quiero a alguien por el que merezca la pena ser feliz.
Quiero vivir.

Pero que nadie se preocupe por mí, me las apañaré. Lo bueno de no estar unido a nadie es que no dolerá tanto cuando huya lejos. Que nadie llore mi ausencia, eso es todo lo que quiero.

Que seáis felices, y la vida os trate bien.