Respira.
Respira profundamente.
Inspira y contén el aliento…
1, 2, 3…
Expira.
Felicidades, has malgastado cinco
segundos que no volverán jamás. Ahora ponle un matiz pesimista. Días y días
desperdiciados. Horas que sucumben una tras otra con una avidez casi
insultante, una rapidez sinuosa,
vertiginosa y real.
Jodidamente real.
Desearía poder decir que he exprimido mi
vida al máximo. ¡Já!. Ni de coña. La vida no ha sido para mí más que algo que
pasar de largo, como el largometraje de un sinsentido. Las memorias de un
vagabundo borracho a quien nadie importa si vive o muere.
Aunque debería hablar en pasado. Porque
ya no pienso de esa manera. No me acostumbro a sonreír. No me acostumbro a
dejar de sucumbir ante la tristeza, la melancolía, el desasosiego, la rabia, la
ira… Pero el sudor frío ya no recorre mi pecho; los delirios y mareos ya no me
traen por el camino de la amargura; las pérfidas lenguas siguen gritando, pero
mis oídos ya son inmunes a semejantes berridos.
Con esto ya deberías saber como va a
terminar la historia, pero me gustaría que, puestos a perder el tiempo,
aprendas de un tonto que ha perdido mucho. Y cuando digo mucho, es MUCHO.
Tontorrón :)
ResponderEliminar