sábado, 29 de diciembre de 2012

Reflexiones Nocturnas #1

Embrace your dreams

Debo perseverar.
No debo rendirme.
Aunque sea un coñazo, no puedo rendirme.
Tengo una promesa que cumplir, es de lo único que estoy seguro en esta vida. Está demasiado arraigada dentro de mí, y aunque pasen las primaveras, los fríos inviernos, no la consigo a olvidar, aunque lo intente...

¿Ser alguien de provecho?, ¿ser feliz?. No. Mi joven e ingenuo "yo" no podía conformarse con algo más asequible, tenía que dedicarse a salvar vidas, tenía que ser el héroe de la película.

11,41

Me quedé a tres décimas de cumplir mi promesa. Me quedé a tres décimas de cumplir tu sueño. Me quedé a tres putas décimas de dejar atrás mi pasado y ser feliz.

Esta es la pesada cruz que me ha tocado cargar, y que no puedo soltar aunque quiera. ¿Qué me queda sino esto? La gente que me rodea ha puesto demasiada confianza en mí, se ha hecho una falsa imagen de lo que soy creyendo creer conocerme a pesar de que nadie tiene ni puta idea de qué hay dentro de mi cabeza. ¡Joder, no lo sé ni yo mismo!

Hasta donde yo sé, sigo siendo ese chico tímido, con miedo a relacionarse con gente nueva, inseguro, incapaz de mostrar sentimientos a los demás... o quizás los años, la gente que empieza a conocerme o las drogas me han cambiado, y yo no me he dado cuenta.

A lo que iba. Tengo una crisis existencial de tres pares de cojones. Estoy agobiado por una tupa de exámenes de una carrera que aún no sé si me gusta. Me siento bastante sólo. Y encima es Navidad, cosa que aborrezco bastante.

Pero bueno, pensándolo mejor, dejemos al tiempo hablar, que es quién tiene la última palabra...

"For the both of us, you're gonna live. You'll be my living legacy. My honor, my dreams, they're yours now." No pongo de quién es la cita, porque sería un spoiler tan grande como Texas.

La pregunta que me hago es: ¿Merece la pena arriesgarlo todo por cumplir un sueño?

martes, 9 de octubre de 2012

Cimientos de Barro



Siete mil millones de personas disfrutan ahora mismo de eso que llamamos vida.
Siete mil millones de vidas, que mueren, que nacen a cada segundo. Todo se regenera...

Bueno, no todo. Hay cosas que cuesta recuperar una vez se han ido. La esperanza, el respeto, el amor...

"Mecagüendié sólo se van las cosas buenas" debes pensar. Está bien, no pasa nada, es bueno tener un punto de vista, tener una opinión...

 Yo soy más partidario de pensar que si algo se va, es por algo...

Mi vida tiene forma de paloma. Libre. Mágica. Casi onírica. Me busca vivir según la sentencia "Déjalo libre, si vuelve a ti será tuyo para siempre. Si no, no era realmente tuyo". Es una frase mucho más optimista que su predecesora: "Perdona, pero no olvides". Viví con esa cosa como máxima y no sabéis como  me arrepiento. No hay mayor satisfacción que sonreír delante de quién te haya hecho daño. Las sonrisas vencen a los puños, con creces.

Aquí es donde entra en juego la canción de más arriba. Sí, "A la mierda la primavera". Bajo un título tan banal, tan canalla, y, como no, tan pesimista, se esconden unos versos cargados de verdad.
No busques el amor en unos ojos que miran al horizonte, no merece la pena atarse a alguien que ve "más allá" de tu espalda. Hay siete mil millones de personas en el mundo. Alguien  tiene que haber tan maravilloso como tú. No te rindas. Lo bueno de pasarlo mal es que distingues mejor los matices de la savia de la felicidad cuando llega. Porque siempre llega, eso tenlo claro.

Pero bueno, ese es solo mi punto de vista. Y todos sabemos lo pesimista que soy.

Y bueno, ya solo queda aclarar eso de "Cimientos de Barro"... Pero supongo que sobreentiendes que te mereces un castillo con fuertes pilares, ¿no?.

martes, 2 de octubre de 2012

Pequeño Maestro Rata

Ser débil no es algo malo. Desde el comienzo de la humanidad, el ser humano siempre ha sido débil.
Estando sólo lo único que puedes sentir es inseguridad... Por esa razón tenemos amigos.
Caminamos juntos por la vida para ser capaces de vivirla con firmeza. De esta forma no importa lo débil que seas, porque siempre tendrás a alguien en quién apoyarte cuando lo necesites.
CREE en el mañana...
CREE en tus amigos...
CREE en ti mismo...
Esa es la única forma de hacerte fuerte. Es la única forma de que puedas sonreír y vivir con firmeza.

domingo, 23 de septiembre de 2012

martes, 18 de septiembre de 2012

Richard Dawkins - Vamos a morir

Vamos a morir, y eso nos convierte en los afortunados. La mayoría de la gente no morirá nunca porque no va a nacer nunca. La gente que potencialmente podría haber estado aquí en mi lugar, pero que de hecho nunca verán la luz del día, supera con creces el número de granos de arena del Sahara. Sin duda entre esos espíritus no nacidos hay poetas más grandes que Keats, científicos más grandes que Newton. Sabemos esto porque el conjunto de personas posibles que permite nuestro ADN supera masívamente al conjunto de personas que existen. A pesar de esta abrumadoramente pequeña posibilidad, somos tú y yo, en nuestra normalidad, los que estamos aquí. Nosotros, los pocos privilegiados que ganamos la lotería de nacer contra todo pronóstico, ¿cómo osamos lloriquear por nuestro inevitable regreso a ese estado previo del que la inmensa mayoría jamás escapó? Muchas gracias.

sábado, 8 de septiembre de 2012

183 días, 184 noches.




Querida Ninetales:

Nunca me ha gustado depender de nadie. Nunca me ha gustado buscar el afecto de otras personas. Pero no aguanto más. Te necesito. Te necesito a mi lado, hoy más que nunca.
Necesito tenerte entre mis brazos. Necesito decirte lo importante que eres para mí. Necesito decirte "TE QUIERO" a la cara, sin móviles, ni whatsapps, ni demás pijerías. Solamente tú y yo. Ya puede llegar el fin del mundo; ya puede caerse el cielo sobre nosotros, que me dará igual.
Eres mi todo. Ese "nosequé" que necesitaba para estar completo, para sentirme vivo, para tener ganas de luchar por un futuro brillante.
45000 metros te separan de mi cama, de que estés conmigo, de que pares esta hemorragia que me sale por los ojos y de que me acompañes en esta noche que se torna cada vez más larga y fría. 45000 metros... maldigo cada uno de ellos. No hay día que no lo haga.
Son las 02:40 de la mañana y no puedo dormir. Te necesito a mi lado. No es que tenga insomnio, es que me falta mi Oniria, mi dama de ensueño, mi oasis en el desierto...

Siempre tuyo,
Snorlax

lunes, 27 de agosto de 2012

Deseos. Entrada 2011-2012

Llevo tiempo pensando en esto y ya que se cumple el año, puedo llevarlo a cabo. El último año resumido en canciones. Ahí van:

SEPTIEMBRE 2011
Fiesta, tras fiesta, tras fiesta. Celebrando la despedida de mi anterior vida, conociendo gente nueva, pasándolo bien... hasta que llega la mañana.


OCTUBRE 2011
Viendo como es cada persona. Bueno, corrijo, como crees que son. Viendo en quién puedes confiar y en quién no, conociendo a los que me marcarían en un futuro no muy lejano.


NOVIEMBRE 2011
Creer encontrar a alguien "especial". Ilusionarte. Recordar alguien de tu pasado. Llorar. Beber. El rollo de siempre.


DICIEMBRE 2011
Empezar a ver a las personas como realmente son. No querer aceptar la realidad. Empecinamiento en estado puro. Ojos que no ven, corazón que te arrancan.


ENERO 2012
Poner la otra mejilla. Y la otra. Y el culo. Y que te la claven. (Gráfico pero por dentro estaba así, sodomizado). Decir "Nunca Más". Volver a caer (como siempre).



FEBRERO 2012
Posiblemente Febrero sea la elección más difícil de todas. Expresar el dolor de ese mes, la felicidad que se avecinaba y, además, los nervios de los exámenes finales es realmente complicado, aunque creo que hay una canción que se adapta a la situación. Mi motivación.



MARZO 2012
El antes y el después. La calma tras la tempestad. La luz al final del túnel. Sobran las palabras.


ABRIL 2012
Descubrir que la persona que realmente merezca la pena te querrá por como eres, con tus defectos y virtudes, no tiene precio.



MAYO 2012
Mes de estudio intensivo y yo solo pienso en una cosa...


JUNIO 2012
Junio... el que va de guay pero es un cabrón. Exámenes, despedidas... y DESPEDIDAS, con mayúsculas.


JULIO 2012
Felicidad a cuentagotas. Esperando Septiembre.


AGOSTO 2012
Y tachán, tachán, llegamos a finales de Agosto. El calendario ha dado una vuelta entera. Una vuelta en la que hemos aprendido muchas cosas, hemos reído, hemos llorado y hemos descubierto muchas cosas que antes desconocíamos. En estos momentos, sigo pensando igual que en Julio... que termine Septiembre y pueda volverte a ver...

domingo, 26 de agosto de 2012

Tratado de pereza

...Se está acabando el verano chavales, y yo todavía no he empezado a aprender a tocar la guitarra...

Y es que este verano no es más que una sinopsis de mi vida. Esperar que el mundo me lo de todo hecho; esperar el típico mundo feliz idealizado y rosa sin realmente merecérmelo...

Si no he escrito nada este verano ha sido precisamente por esto. Dormir inhibe mi imaginación y solo se escribir cuando tengo insomnio... O quizás será que no tengo mucho que decir, o que no tengo ganas de nada, vete tú a saber.


Estar de brazos cruzados mientras el mundo cambia. Mientras las personas cambian. Mientras sigo igual de borracho que siempre.


Y es que este es mi estado de ánimo, el que me caracteriza. Pesimismo extremo, me río yo de Shakespeare. Hace tiempo leí la siguiente frase: "El optimista cree en los demás mientras que el pesimista solo cree en sí mismo" y creo que me retrata fielmente. La sociedad en la que me ha tocado vivir me ha dado razones para no creer en nada ni en nadie. Solo creo en aquellas personas que me han demostrado ser merecedoras de una oportunidad. Burda farándula la de los tejemanejes a las espaldas. La de las puñaladas traperas cuando necesitas de alguien que te sostenga. La de los insultos. La de las burlas a costa de uno. La de los prejuicios. La de la sociedad en general.

En fin, voy al grano que me estoy yendo por los cerros de Úbeda:

Estos últimos días han sido los peores de todos, me ha dado por pensar y he tenido que acallar las voces de mi cabeza con alcohol de Mercadona, de ese que nubla la mente y los sentidos. Ya se me ha pasado, me da pereza entrar en detalles, pero espero que haya por ahí alguien que se preocupa por este pobre diablo.

¡Hasta la próxima recaída! 

miércoles, 25 de julio de 2012

Redheaded Texan Spitfire

Estoy escribiendo muchas cosas últimamente, sí, pero no consigo acabar ninguna. Me quedo en blanco pensando en cómo terminar, rematar la entrada para que sea algo emotivo. Pero en esta entrada, mi entrada número 50, no quiero poner nada poético, nada más que lo que sale de mi corazón tras informarme de lo que llevo sopesando durante la última media hora. Ahí va:

Acabo de enterarme, como muchos otros seguidores de "TQD", de la muerte de la periodista Jessica N. Ghawi en el tiroteo en el estreno de "The Dark Knight Rises" en Aurora. No sé si ha sido por curiosidad, por lástima, o por gracia divina, pero me he metido en su Twitter para saber cómo era esa pelirroja sureña.

Maldito el momento en que funcionó Internet.

Cada tweet, cada imagen, me reblandece más el corazón, y hace brotar en mí otra lágrima, que se une a las que ya me recorren toda la cara.
Esa espontaneidad, esa sonrisa... Pocas veces he visto algo así. Incluso 20 minutos antes de su funesto adiós estuvo bromeando, riéndose, con el humor que seguramente la caracterizaba.

Duele saber que existió una persona así, que ya no está entre nosotros, y que jamás podré charlar con ella. Tan parecida a mí... un alma gemela en diferente huso horario, en diferente generación, en diferente vida.

Duele, duele mucho haber sabido de tu existencia justo ahora, de esta puta manera, no es nada justo. No merecías eso. Nadie merece eso. Maldigo al destino y a sus oscuras marionetas, que llenan de odio y dolor nuestros corazones.
Quiero pensar que existe un más allá, un cielo, y que tú estás en él, esa sonrisa es celestial, que ya no está entre los suyos, pero se ha unido al resto de ángeles. Es físicamente imposible que leas estas lineas, pero quiero desahogarme y darte un último adiós, amiga mía. Siento no haberte conocido, no sabes cuánto. Estas lágrimas son tuyas.



...I left her when I found her...

lunes, 16 de julio de 2012

Renaisence 00 - Prólogo - La Brevedad De Los Días


Respira.

Respira profundamente.

Inspira y contén el aliento…

1, 2, 3…

Expira.

Felicidades, has malgastado cinco segundos que no volverán jamás. Ahora ponle un matiz pesimista. Días y días desperdiciados. Horas que sucumben una tras otra con una avidez casi insultante, una rapidez  sinuosa, vertiginosa y real.
Jodidamente real.
Desearía poder decir que he exprimido mi vida al máximo. ¡Já!. Ni de coña. La vida no ha sido para mí más que algo que pasar de largo, como el largometraje de un sinsentido. Las memorias de un vagabundo borracho a quien nadie importa si vive o muere.
Aunque debería hablar en pasado. Porque ya no pienso de esa manera. No me acostumbro a sonreír. No me acostumbro a dejar de sucumbir ante la tristeza, la melancolía, el desasosiego, la rabia, la ira… Pero el sudor frío ya no recorre mi pecho; los delirios y mareos ya no me traen por el camino de la amargura; las pérfidas lenguas siguen gritando, pero mis oídos ya son inmunes a semejantes berridos.
Con esto ya deberías saber como va a terminar la historia, pero me gustaría que, puestos a perder el tiempo, aprendas de un tonto que ha perdido mucho. Y cuando digo mucho, es MUCHO.

sábado, 23 de junio de 2012

Me quejo porque sí

Las mujeres se quejan por vicio...


Se quejan de que no quedan hombres como los de antes, cuando yo he tardado más de 18 años en encontrar a una mujer "como las de antes".


Pero, ¿sabéis que?, merece la pena. Hay cosas por las que merece la pena luchar, sufrir... Y esta es una de ellas.


No me importa lo que haya tenido que esperar, lo que haya sufrido, o dejado atrás. El mero roce de tus labios alivian todos y cada uno de los pesares.


Soy muy afortunado...


...sólo quería que lo supieras 

jueves, 14 de junio de 2012

Cosas que los de la condicional me obligan a contarte

1º Me muerdo las uñas cuando me aburro.
2º Me arranco las uñas de los dedos de los pies (Me las corto con las manos queda más bonito, ¿verdad? PUES NO. Me las arranco y punto).
3º Bostezo cuando veo a alguien bostezar.
4º Por lo que acabo de ver, bostezo cuando pienso en mí mismo bostezando.
5º Y otra vez.
6º Uso dos almohadas. Una para apollar la cabeza y otra para abrazarme mientras duermo. Sin ambas, no consigo dormir.
7º No hay semana en la que no tenga alguna pesadilla.
8º Me muerdo los padrastos cuando estoy nervioso.
9º Si no me quedan uñas que morder, cojo las del vecino. Es broma, miro el reloj y el pasar de los segundos. Me puedo llegar a tirar horas mirando el reloj. Me pasé media secundaria así.
10º Cuando tengo que estudiar, aprendo cualquier cosa salvo lo que realmente tengo que aprender.
11º Se me saltan las lágrimas cuando bostezo mucho (sí lo he vuelto a hacer un par de veces).
12º Me gusta mirar al cielo cuando no tengo nada que hacer.
13º Soy supersticioso.
14º Creo en fantasmas.
15º Creo en alienígenas.
16º Creo en la posibilidad de un apocalipsis zombie.
17º No creo que existan los vampiros, hombres lobo o momias (de las que se levantan y te persiguen, la Duquesa de Alba existe, eso seguro).
18º En la ducha, primero meto la cabeza y un minuto después, el resto del cuerpo.
19º Cuando no hay nadie, ando desnudo por casa.
20º Hago el tonto por la calle siempre que puedo.
21º Por lo general, me preocupo yo más por los demás de lo que los demás se preocupan por mi.
22º Cuando voy por el quinto cubata, suelo tirarlo e intentarlo coger en el aire.
23º Tengo que ser el primero de la familia en meterme en la playa cada año. Si no, cabreo asegurado durante una semana.
24º Cuando leo, me chupo el dedo para pasar la página.
25º Escribo en el ordenador sólo con los dedos índice y corazón.

26º Suelo no mirar a los ojos a las personas mientras que hablo, y me dedico a observar el entorno.
27º Si estoy haciendo una manualidad y me pongo nervioso, suelo destrozarla, aunque esté casi terminada.
28º Cuando estudio hago como que me fumo los bolígrafos.
29º Cuando estoy nervioso me muerdo el interior de la comisura de los labios.
30º Procuro estudiar el último día.
31º Odio que la gente fume a mi alrededor. Tabaco.
32º Tengo una fuerte disonancia cognitiva con el sueño. Me gusta dormir pero apenas duermo 4 horas al día.
33º Siempre he querido tener una Katana.
34º De pequeño quería ser astronauta o bombero-stripper.
35º Y me daba miedo Bertín Osborne.
36º Me gusta el olor a incienso de las Iglesias.
37º No le encuentro sentido al Surrealismo. Quizás por eso me gusta tanto.
38º Me encanta hacer sentir a la gente incómoda. Por eso digo tantas cosas con dobles sentidos.
39º El único gato que me gusta: Nyan-cat.
40º Mi ídolo: el inventor de los post-it's. Hacerse millonario con algo tan sencillo roza el absurdo total.
41º Mi espinita: siempre quise hacer diseño gráfico, pero por lo visto la rama de bellas artes no tiene salidas (expectativas de trabajo).
42º Lloro cada vez que escucho una composición de Yoko Shinomura.
43º Desde que estoy en Cáceres echo de menos las lentejas de mi madre.
44º No sé ganar ni perder. Soy muy picajoso.
45º Como me quites el último pincho de la tapa del bar ten por seguro que mi palillo lindará con tu mano. Sí, es una amenaza.
46º Me gusta el olor de mis pedos (Sí, he dicho pedo, ¿tú no te pees?).
47º Meo con la puerta abierta cuando puedo.
48º La música me levanta la moral.
49º El Heavy Metal me relaja y el Jazz me despierta.
50º No sé respetar los gustos musicales ajenos.
51º Sueño despierto con frecuencia.
52º No me gusta decir adiós.

miércoles, 13 de junio de 2012

Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor...

La vida puede ser fría y gris, o de color de rosa, todo depende del cristal con el que se mire.

Podría hablar sobre la corrupción, la falsedad de la sociedad, el egoísmo de la humanidad, pero no.

Hoy me siento bien, tengo ganas de sonreír.

Hay alguien que ha conseguido poner algo de orden en el caos que es mi cabeza, y le estoy completamente agradecido. Nunca nadie había sido así conmigo. Has hecho que vuelva a recobrar la fe en la humanidad.
Tú me has traído a rastras al mundo de los vivos, del que tiempo hace ya me desligué completamente.
Puede que el mundo cambie, pero nosotros no lo haremos, seguiremos siendo nosotros mismos, como unos modernos "Romeo y Julieta". Solo espero que esta historia tenga final feliz. Te quiero.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Another = No Heart

El mar está en calma. La luna se refleja distorsionada entre las olas.
Sentado en la arena medito. "¿Es esto real, o es un sueño?". El silencio impera en esta fría noche; sólo el suave susurro del incesante oleaje rompe la templanza, la quietud, la soledad...
Me tumbo en la arena. "With me" de "Sum41" suena una y otra vez en mis auriculares. Quiero evadirme. Pensar que debe haber alguien ahí fuera, esperándome, aunque ninguno seamos conscientes de ello. Huir de la soledad, esa gélida amante que me sujeta con sus huesudos brazos.
Una lágrima recorre mi mejilla, y otra, y otra... 
Maldigo esta existencia endeble, putrefacta, que impide ser felices a las personas que buscan la luz al final del túnel.
El cansancio hace mella en mí, y entre blasfemias, gruñidos y puñetazos de rabia sobre la arena, me quedo dormido. La mar sigue con su monótona cantinela.

...

Todo está negro. El frío es ya insoportable. Me siento intangible.
El suelo, la arena que hasta hace unos momentos se me pegaba a la piel, ha desaparecido, junto a mi ropa. Me encuentro desnudo, flotando en una oscuridad infinita. Tengo miedo. Mucho miedo. Estoy solo. Quizás lo he estado siempre y no me he dado cuenta...
Miles de pensamientos pesimistas rondan por mi cabeza. El tiempo se vuelve efímero. Segundos que son horas. Horas que son años. Años que son segundos. Y así sucesivamente...

Siempre busqué ser único, es normal que esté solo...

Quizás no merezco realmente la pena... 

Bueno para nada, como diría Vegeta. Que me insulte incluso un dibujo animado, qué triste...

Un insulso, un distraído, un borde. Apático. Neurótico. Asocial. Con tendencia paranoide. Con insomnio. Lo tienes todo, macho.

Pensamientos que habrían desmotivado a la persona más feliz del mundo... Mi mente era puro caos. Un agujero negro.

...

De repente me encuentro otra vez en esa playa. Todo ha sido un sueño de una noche de verano.
Las tiriteras son inevitables. Sigo estando sólo...
Entonces la veo. Está allí, en la orilla, con los pies desnudos sumergidos hasta los tobillos, mirando al mar.
Me acerco a ella. Esa silueta femenina me inspira confianza. Necesito contacto humano, ya he olvidado lo que es eso. Un mínimo roce, una caricia, un susurro. Algo que me demuestre que sigo vivo y, lo que es más importante, que merece la pena seguir viviendo.

Con paso dubitativo me acerco. Tengo miedo, temor, los recuerdos de todo lo que ha pasado hasta ahora no ayudan; pero al mismo tiempo presiento que hay algo en esa sombra... Confianza, humanidad, empatía... no lo sé, pero necesito acercarme.

A varios metros de ella me detengo, el miedo puede conmigo, estoy totalmente paralizado. De repente, la figura se gira. La Luna ilumina su rostro. Ojos ambarinos y pelo castaño revuelto. Su boca, entreabierta, deja escapar una mueca de preocupación, y se acerca a mí...

Ambos avanzamos... Cruzamos miradas... Abrimos los brazos... Y nos fundimos en un infinito abrazo.

"Ya no volverás a estar sólo nunca más" - me dice, mientras me sonríe. 

El mar sigue con su incesante susurro, y una absurda canción de Muse suena en mis auriculares, que ahora yacen en la arena, lejos de mí.


martes, 1 de mayo de 2012

Brave New World; Chapter One, A Thousand Paths


1º - A THOUSAND PATHS

Recuerdos.

Luces y sombras.

Amanecer.

El alba había llegado raudo a Mayapán. Ilhuicamina se hallaba tumbado encima de su cama, en la habitación que el gran sacerdote le había asignado. Sus rayos, brillantes, iluminaban las ojeras de este. Las pesadillas seguían superponiéndose noche tras noche, lo que le causaba un fuerte insomnio. Los restos del fruto del árbol de las ánimas seguían haciendo daño en su organismo, el problema desapareció, mas el dolor continuaba oprimiéndole el pecho. Llegó a pensar que si sus labios volvían a probar del amargo jugo del fruto, el sueño volvería y Zipatocnal desaparecería por fin de su mente. Zipatocnal. La pequeña salvaje con unos ojos más verdes que la selva. El recuerdo de la noche de las tormentas no hacía sino avivar el pesimismo en su interior. Aun cuando su espíritu le había perdonado, no podía olvidar cada uno de los momentos que pasaron juntos. Huir a Mayapán no había traído consigo el dejar atrás los recuerdos. Eso era imposible.
Quería empezar de cero y olvidar su pasado, pero, por los azares del destino, se encontró como compañero de habitación a Alt, el futuro instructor de cazadores. Algún Dios jocoso seguía haciendo de las suyas, dificultando su camino a la felicidad, pero nadie dijo que este fuese llano, que fuese sencillo. 
Ilhuicamina había conocido a Alt en su época más oscura, cuando el Kisín aún poseía su cuerpo cada noche. La locura sodomizaba a la cordura en aquellos tiempos negros, e Ilhuicamina no era el único al que Kisín había hecho su esclavo…
La lluvia regaba las pocas plantas que aún no habían sido pasto de las llamas. El verdor propio de la selva había dado lugar a un paisaje negruzco, grisáceo. Se podían observar alguna que otra brasa que aún seguía incandescente. La muerte devoró todos y cada uno de los rincones de ese inhóspito lugar. En medio de tan lúgubre lugar, se hallaba una gran hoguera, cuyas flamas se elevaban hasta el cielo. Alrededor de esta bailaban un grupo de jóvenes. Ilhuicamina se acercó desconfiando, el contacto con otros humanos le hacía desconfiar, pero la locura que allí reinaba le atraía con una fuerza sublime. Pocos minutos después, se había unido a esa extraña danza. Los integrantes de esta le explicaron entre gritos y jolgorios que acababan de derrocar a su gran sacerdote, un ser corrupto que no había hecho sino arruinarles la vida. Eran libres. Ilhuicamina los envidió de una manera desmedida, pero su hospitalidad y generosidad hizo que se crearan estrechos lazos entre ellos. La mayoría de esas personas acabarían por volver a serle indiferentes, de eso estaba seguro, pero, lo que desconocía es que algunos de ellos volverían a su vida años después, para hacerle recordar esas noches de locura. Esas noches de desenfreno. Esas noches que trataba de olvidar.
Alt aún dormitaba en su cama, a un par de metros de su compañero de habitación, inconsciente de la cantidad de pensamientos, recuerdos y dudas que se superponían en la cabeza de Ilhuicamina. Se entremezclaban. Luchaban por cobrar protagonismo en la atribulada mente del muchacho. Los primeros rayos de sol, anaranjados, cruzaban la ventana de la habitación, un inmenso agujero cuadrado en la pared que proporcionaba luz a toda la alcoba sí, pero también frío. Mucho frío. Ilhuicamina sintió un escalofrío alrededor de su cuerpo. No le gustaba conocer gente nueva. Era un chico frío, distante, un perro acobardado que ha sido golpeado y que recela ahora de todas las personas.
Conoció a todos sus nuevos vecinos. La comuna que le fue asignada era enorme. Una pequeña ciudad dentro de una gran ciudadela. Su historia se podía equiparar a la de cada uno de ellos, extranjeros en una tierra que les es indiferente. Un mundo abierto por explorar. Sueños. Deseos. Anhelos. Ilhuicamina no era el único que ansiaba su propia felicidad. Cada uno de ellos había dejado atrás un pasado, turbio para unos; feliz para otros…
Con los tentáculos del Dios del sueño aun atándole a su lecho, intentó prever todos los acontecimientos que tendrían lugar ese día. Su primer día en Mayapán. Su primer día de clases. Sentimientos contrapuestos chocaban en su interior, por un lado, la desgana de conocer gente nueva, algo a lo que siempre fue reacio, y, por otro, volver a ver a Cihuacoatl, otra de las insurrectas de años atrás, las grandes celebraciones de nuevo año también le atraían bastante. 
El comedor está abarrotado, pero Ilhuicamina está solo. No es muy sociable. Su destierro no ha hecho más que acrecentar su hastío hacia las relaciones sociales. Busca caras familiares entre la multitud, sin suerte. A pesar de todo, encuentra entre los muchachos a uno con la cabeza afeitada por los lados, y una pequeña cresta de pelo negro y rizado que le llega de la frente a la nuca. Viste una larga túnica blanca abierta, cosa extraña tanto en hombres como en mujeres. En ella hay dibujados diferentes símbolos anarquistas, en contra del sistema de poder que da toda la fuerza a unos cuantos sacerdotes. Aunados a ellos se podían ver otros símbolos cuyo significado desconocía. Poco después descubriría que eran grupos de folklore de esa ideología, única manera de difundir pensamientos en esa oscura época en la que poca gente sabía escribir correctamente, y, a los que tenían posibilidades, les era indiferente la filosofía, la ciencia, la cultura o la historia.  
Tras el desayuno, deambuló por las calles de Mayapán. Aún no conocía el sistema de transportes en carro. Tampoco conocía las calles. Sólo la gran calle en la que vivía Hiuhtonal. Esperaba encontrársela al cruzar la esquina una y otra vez, ya que ahí tenía que coger el gran carro que llevaría a todos los aprendices a la “ciudad de entrenamiento”. El sol aún estaba bajo, debían ser las primeras horas del día. Ilhuicamina se aventuró por un callejón oscuro, a cuya pared derecha era una gran muralla y cuya pared izquierda estaba llena de mercadillos. Comida, vestimentas, herramientas, armas y locales que servían opiáceos y otras drogas se intercalaban hasta el final del callejón, que daba a un amplio parque. Descubrió que ese parque era parte de la calle que estaba buscando. Por fin su orientación empezaba a aparecer. Tras esperar diez minutos, entró en un carro a reventar. Seguía solo en medio de la multitud. Pero eso estaba a punto de cambiar.

sábado, 28 de abril de 2012

Interludio; Rainy Days

Pues aquí estamos, en la estación de autobuses esperando... Hoy ha sido un día de locos y, por ello, os voy a contar mis ensimismamientos mientras caminaba en silencio bajo la lluvia...

16:15

Madre mía, puta maleta, es un coñazo el tener que colocarlo todo si va a ir todo derecho a la lavadora... media hora de mi vida perdida tontamente, y encima ahora tengo que ir hasta el Eroski a comprarle el regalo a mi hermana, ¡toda la tarde a la mierda!, con lo agustito que estaba yo echado a siesta... será una vida de perros, pero es mi vida de perros, y tengo derecho a una siesta ininterrumpida. Pues nada, ya está todo colocadito, lo justo para recogerlo rápidamente cuando vuelva e irme a la estación. ¿Dónde coño estará Raúl?.

"Ven, ven, lejos de los malos sueños, donde nuestro amor no sienta miedo..."

16:20

Vale. De lujo. El L8 se acaba de ir en mis narices, me da que me va a tocar mojarme un poco... pero bueno, así me entretengo escuchando música. Espera, espera, que tengo el presentimiento que va a aparecer ahora en cuanto me mueva. Media vuelta. Vale, esto desmotiva bastante, movámonos sin mirar atrás.

16:35

¿Por qué me empeño en tirar siempre por este camino si yendo por "La Cruz" llego en seguida? Me gusta torturarme, o me gusta perderme, una de dos.

"...Oh no, I said too much, I haven't said enough... That's me in the corner..."

16:45

Vale, por fin me he encontrado, el antiguo colegio de "Ninetales", no sé como coño he llegado aquí, pero estoy bastante cerca de donde quería ir a parar. Definitivamente, me gusta perderme. Perder el tiempo. Como lo he estado perdiendo este curso. Mi pequeño alter-ego se ha burlado cuál monarca ante un vulgar bufón. Cada día lo odio más; lo que empezó siendo un ser bello, agradable, tierno, se ha transformado en algo indigno, impuro, falso, irreal. Me debe muchas horas de sueño, y muchos quebraderos de cabeza. El comprarle el regalo a mi hermana me recuerda inevitablemente su existencia. La misma tienda, el mismo objeto. Otro día lluvioso. Pero este regalo sí que va a ir a parar a quién va dirigido. No volveré a ser tan pagafantas por alguien que no lo merece, palabra. Cada uno por su lado, porque el pasado no puede compensar el presente.


"...I'm so happy, coz' today I found my friends, they're in my head..."

16:55

- Dependienta: ¿Te puedo ayudar en algo?.
- Josema: Sí, verás, estaba buscando una pulsera para mi hermana, así en rosa claro, algo aparente.
- D: Ve mirando a ver si algo te llama la atención, te voy a buscar algo dentro.
Dios, todo me recuerda a ese alter-ego, incluso me está atendiendo la misma dependienta, ¿qué he hecho yo para merecer esto? La falta de memoria de la que hago gala en los momentos importantes bien podía llamar a mi puerta ahora. Quiero odiarlo, pero en el fondo me da pena.
- D: Ya estoy. Mira tenemos esto que ahora se lleva mucho. Es tela, muy abierta, con brillantes. Para el precio que tiene está bastante bien.
Si la cosa es cumplir. Por mi perfecto, eso mismo, que tengo prisa.
-J: Eso está bien, yo creo que le gustará.
No ha sonado el lector antirrobo. Es gracioso, porque, aunque no haya robado nada, aún le tengo miedo a que vuelva a sonar como aquella vez, que vergüenza.
Sigue lloviendo. El frío hace mella en mí. No me gustan los días así, me hacen rememorar recuerdos dolorosos. Aquél verano que no paró de llover. Volvamos con la música, mi afrodisiaco, placebo y opiáceo favorito. Coldplay no, 3 Inches of Blood tampoco, Nirvana, tampoco, Jimi Hendrix es demasiado alegre para un día gris como hoy. Muse, Muse está bien. Plug In Baby. Reproducir.

16:56

¿Qué estará haciendo Mónica ahora? Joder, como la echo de menos, hace tres horas que nos  hemos despedido y ya la echo de menos. Ella es la luz que ha iluminado esta  insulsa vida, que me ha librado de las garras de Medusa, que me miraba con unos ojos penetrantes, unos ojos que reducían mi alma y evitaban que fuese feliz. He pasado demasiado tiempo sumido en la oscuridad. Quiero estar en la luz, ahora quela he encontrado, estoy a gusto en ella. Pero, a la vez, quiero ser su luz. Se merece ser feliz. Quiero que sea feliz, y ser yo una de las causas de su felicidad, como ella lo es de la mía. Cinco días son muchos días, y su sonrisa es la morfina que necesito para no recaer en mis vicios.

"...Now it's time for changing, and cleansing everything.."

17:15

La vez aquella que leí eso de "Cuando un hombre llora por una mujer es que siente verdadero amor"... Hasta hace poco no me hubiese importado afirmar todo lo que sufrí por mi contraparte, no era la primera que me daba calabazas, casi que estaba acostumbrado, pero después de todo lo que ha pasado, no se merece ni una sola lágrima de mis ojos, ni de los ojos de nadie. Simplemente no se lo merece. Para mí, no hay nada más bonito que la inocencia, ni nada tan aberrante como la falsa inocencia, esa misma inocencia de la que ella ha hecho gala. No quiero seguir dándole vueltas a su existencia, me es totalmente indiferente. Ahora soy feliz, muy feliz. Podría decir que he encontrado a mi alma gemela.Ella me hace muy feliz, Es mi ángel, mi ángel con alas de mariposa. Sumamente bellas, pero frágiles como la porcelana.

"Se llamaban, Abelardo y Eloísa..."

Interciso: 19:03 Estoy escribiendo esto en el autobús camino de Trujillo y suena "I don't wanna miss a thing". El cielo empieza a clarear. Tras la tormenta llega la calma. Soy feliz. A día de hoy, si fuese un emoticono, sería el más sonriente.

17:25

Coger rápido la maleta, la funda del portátil, cerrar las ventanas, y a salir echando lechugas para la estación.

17:27

Empieza a clarear. Huele a tierra mojada. Un intento de arcoiris colorea ligeramente el oeste de Cáceres. El césped del rodeo está muy verde. La lluvia es necesaria para que la hierba crezca fuerte. El sol se intenta abrir hueco entre las nubes. Pequelos rayos de sol se entremezclan con las finas gotas de lluvia que chocan en los charcos y en el gran lago. Me recuerda bastante a la lucha de Riku y Roxas. Buscar la luz en el camino de la oscuridad. Esa es mi vida. Me gusta. Sufrir para luego poder saborear mejor la felicidad. Cincuenta días de felicidad, y los que quedan.

"Lucha de gigantes, convierten el aire en gas natural..."

17:35

Estoy hasta los cojones de andar, y ya me han adelantado el L7 y el L8, si me hubiera quedado quieto ya estaría en la estación. Jajajaja. Sexpe. Esperanza Aguirre metida a prostituta. El servicio extremeño de empleo es muy colorista, qué ironía que la vida de quiénes recurren a ello sea tan gris.

"...I've got Big Balls, you've got big balls, he's got big balls, she's got big balls and we have the biggest, balls of the world!..."

17:45

Va a ser un fin de semana muy largo. La idea de emborracharme hasta perder el juicio, meterme de todo, hacer el salvaje, ya no me atrae demasiado. Eso sí que es una pérdida de tiempo. Quiero olvidar mi pasado. El futuro me atrae con bastante fuerza.

17:55

Josema: Uno para Trujillo.
Secretario de Autorres: ¿Para las siete menos cuarto?
J: ¿Para las seis no hay?
S: No. Está lleno.
J: Está bien. Qué remedio...
S: Son tres treinta y siete.

De lujo. Vaya día llevo. Qué ganas de dormir y olvidarme del mundo. Dejo atrás lo que más quiero. Espero que no me eche mucho de menos. Ya que recordaré por los dos a partir de ahora



domingo, 15 de abril de 2012

Origen

Pues se acabó lo que se daba, con un efímero hálito de vida, Ilhuicamina ha salido del mundo de la oscuridad. La puerta se ha abierto. Puede volver a tener la oportunidad de ser feliz. El futuro determinará si la luz guiará sus pasos, o si bien la bestia que el Kisín creó volverá a la vida.
Ahora os dejo los links de todos los capítulos, espero que los disfrutéis:

TOMO 1: ZAMBULLIDA EN EL ABISMO

Capítulo 1º: Perdido en la espesura: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/02/zambullida-en-el-abismo-1-perdido-en-la.html

Capítulo 2º: Jugando en las sombras...: http://laminoriaolvidada.blogspot.com/2012/02/zambullida-en-el-abismo-2-jugando-en.html

Capítulo 3º: Grito en la oscuridad: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/02/zambullida-en-el-abismo-3-grito-en-la.html

Caítulo 4º: Falta de aire: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/02/zambullida-en-el-abismo-arco-final.html

TOMO 2: REDEMPTION

Capítulo 1º: Running away: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/03/redemption-chapter-one-running-away.html

Capítulo 2º: Oblivion: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/03/redemption-chapter-two-oblivion.html

Capítulo 3º: War: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/03/redemption-chapter-three-war.html

Capítulo 4º: Behind the darkness: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/03/redemption-chapter-four-behind-darkness.html

Capítulo 5º: Home: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/03/redemption-chapter-five-home.html

Capítulo 6º: Purity/Impurity: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/04/redemption-chapter-6-purity-impurity.html

Capítulo 7º: Stay away: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/04/redemption-chapter-seven-stay-away.html

Capítulo 8º: Friendship: http://laminoriaolvidada.blogspot.com.es/2012/04/redemption-chapter-eight-friendship.html

sábado, 14 de abril de 2012

Redemption; Chapter eight, Friendship

8º - FRIENDSHIP

Sorpresas inesperadas.

Reconexión.

Un nuevo mundo brillante.

- Encantado de veros, pero debo irme. - la voz de Ilhuicamina sonaba realmente tranquila, como si hubiese olvidado por un momento el terrible crimen que acababa de cometer. El agredir al sumo sacerdote se castigaba con algo peor que la muerte; la alta alcurnia de la ciudad devoraría su alma comiéndose su corazón cuando este aún latiese. El sacrificio divino a Kisín, el Dios de los muertos. Se necesitaba el castigo eterno de un alma para que los demás sacrificios llegaran a los Dioses misericordiosos, y que, de esta manera, intercediesen por ellos en la vida terrenal. Pero el muchacho ya no adoraba ninguna divinidad. Nadie había intercedido por él en el pasado, no tenía porqué rendir cuentas a ningún ser celestial, y aún menos dejarse sacrificar para el deleite de sus seguidores.
- De eso queríamos hablarte, queremos irnos contigo, buscar otro lugar al que llamar hogar. Lejos de este lugar pútrido, corrupto y lleno de malos recuerdos. - Hiuhtonal sorprendió al muchacho, que la miraba con cara de asombro. No se esperaba esa contestación de alguien a quién acababa de conocer. Como alguien tan frío, serio a simple vista podía guardar tantos sentimientos en su interior.
Tlacaelel y Topiltzin asentían detrás de la muchacha. Sus rostros reflejaban ansias por conocer el mundo fuera de la aldea, del pequeño pedazo de selva del que nunca salieron. El mundo era un lienzo en blanco en el que dibujar su propio destino. Nadie les diría lo que podían o no hacer.
- Está bien - dijo con una amplia sonrisa, expresión que no usaba desde hace mucho - ¿tenéis algún plan de lo que vamos a hacer?
- Al oeste de aquí hay una aldea mucho más mayor que esta, quizás deberíamos intentar colarnos y hacer vida allí, - Topiltzin respondió raudo - con esfuerzo, podremos llegar a ser lo que queramos, ya veréis.
Yo solo quiero ser feliz, pensó Ilhuicamina. Aunque realmente estaba esperanzado. Esta era una nueva oportunidad para empezar de cero, para olvidar el pasado y centrarse en el futuro. 
- Por mi parte, podemos ponernos en marcha ya mismo. - dijo Ilhuicamina
- Perfecto, nosotros ya tenemos todo empaquetado, no llevamos mucho equipaje. - señaló Tlacaelel. - ¿Tú no quieres llevarte nada?.
- No tengo nada, he vivido de lo que me ha dado la naturaleza todos estos años.
- Está bien, ¿nos ponemos en marcha pues?
- ¡Sí! - respondieron todos, casi al unísono.
Uno a uno fueron saliendo de la choza. En cabeza el mayor de todos, Topiltzin, después Hiuhtonal. Siguiéndola de cerca, Tlacaelel y por último, Ilhuicamina, un poco más rezagado, que meditaba sobre si el pasado acabaría por alcanzarle y le seguiría allá donde fuese. Cruzaron hacia el inicio de la selva sin un sólo titubeo, como si fuese una excursión a la orilla del río y a buscar fruta. Nadie miró atrás, salvo Ilhuicamina, que, irónicamente, era el único que no dejaba a nadie allí. Miraba con odio esa tierra baldía, volvía a irse otra vez, pero, esta vez, para no volver. Escupió en el suelo, como muestra de desprecio, asco y rencor hacía esa sociedad en general, y hacía el gran templo en particular. Una sarta de mentiras y de creencias sin fundamentos habían dado el poder sobre el rebaño de borregos a unos egocéntricos que no tenían otra preocupación en la cabeza salvo ellos mismos.
Recorrieron la selva hasta que anocheció, momento que aprovecharon para descansar. Como los dos muchachos se habían pasado media vida en la selva, sabían como preparar unas improvisadas hamacas en lo alto de los árboles, lejos de los depredadores que habría en tierra firme.
A medida que la noche avanzaba la magia de la naturaleza iba aumentando. Las chicas, que no habían pasado una noche así en su vida, se vieron extasiadas ante tanta belleza, y les fue imposible conciliar el sueño. Ninguno de ellos quería dormir esa noche, ya que Topiltzin había estado todo el camino meditando sobre lo que harían cuando llegasen a la ciudad, e Ilhuicamina había procesado un aborrecimiento a dormir, ya que esto llevaba a soñar, y últimamente solo tenía horribles pesadillas.
Los cuatro jóvenes empezaron a hablar de sí mismos, con el fin de que no hubiese secretos entre ellos. Ahora no les quedaba otra cosa que ese pequeño grupo que se acababa de conocer. Solo se tenían los unos a los otros. La conversación comenzó y sin apenas darse cuenta, ya había llegado la mañana.
Para Ilhuicamina, estar desvelado toda la noche no le fue en balde. Esa noche descubrió por ejemplo, que Hiuhtonal huía de unos padres demasiado protectores, que apenas le dejaban salir de casa, tan solo para trabajar en el mercado con su madre, cosa que odiaba, y trabajo que algún día se vería obligada a desempeñar. Tlacaelel y Topiltzin huían buscando una segunda oportunidad, buscaban salir de unos trabajos que odiaban y hacer lo que siempre habían querido. La muchacha, cuidar animales, a los que adoraba, y Topiltzin, salvar vidas, cosa que compartía con Hiuhtonal. Ilhuicamina, al oír todas las posibilidades de trabajo, no lo dudó, se uniría a la pareja de sanadores. Quería salvar vidas, nadie más debía morir antes de tiempo, en vano. Ilhuicamina por su parte les contó su historia, todo lo que le pasó en la selva, y su ajetreado día en Mayaque.
Con el amanecer a sus espaldas, prosiguieron hacia el oeste. Pequeñas líneas de humo negro se veían más y más densas a medida que se iban acercando. El ruido característico de la selva iba dando lugar al de gente gritando, al del choque de piedras y otros ruidos estruendosos.
Pero sus sueños se vieron rápidamente truncados ya que se toparon de bruces con una alta muralla de piedra. Los chicos jamás habían visto una piedra tan lisa. Los hombres debían de haber trabajado realmente duro para poder darle esa apariencia.
Decidieron que buscarían la puerta y amablemente les explicarían la verdad. Bien entrada la tarde fue cuando Tlacaelel gritó que había una puerta. Y así era. Una gran puerta, majestuosa, de la misma piedra que la muralla a la que se le había añadido toques dorados y motivos de dragones. A su lado había una puertecita, mucho más pequeña. Topiltzin golpeó con los nudillos esa puerta, de manera suave, para avisar de que había gente esperando para entrar. Como una exhalación se abrió la puerta. Y tras ella apareció un hombre bajito, de mediana edad, algo regordete y con evidentes síntomas de que estaba perdiendo el pelo:
- ¿Qué queréis niños? - dijo, con una mueca de asco.
- Trabajar - dijo Tlacaelel, que era la más espontánea del grupo.
- Está bien, decidme vuestro nombre, edad, y a lo que os queréis dedicar.
- Tlacaelel, 236 fases lunares, quiero cuidar animales.
- Topiltzin, 240 fases lunares, quiero practicar cirugía.
- Hiuhtonal, 233 fases lunares, quiero ayudar a traer niños al mundo.
- Ilhuicamina, 230 fases lunares,quiero salvar vidas.
- Vaya, cuanto forastero resabiado. Está bien, seguidme, os reuniréis con el gran sacerdote. Él determinará vuestro destino. - sentenció el anciano, mientras gesticulaba con la mano que tenía libre, haciendo ademanes para que los cuatro muchachos entrasen en la villa.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Ilhuicamina, hasta el momento el destino sólo le había otorgado sufrimiento. Estaba convencido de que esta vez no sería diferente.

Las calles estaban empedradas con pequeños ladrillos rojos. Las casas, decoradas con pequeños azulejos en sus paredes, recordaban vagamente a las de Mayaque, solo que estas desprendían un aura especial, mezcla del color de sus calles y del atardecer, que teñía de anaranjado todos los pequeños cristales que decoraban las paredes de las casas altas. Los cuatro muchachos quedaron extasiados ante tanta belleza. Veían allí un futuro que podría sonreirles. Ilhuicamina daba señales de que estaba entusiasmado, a pesar de que seguía igual de hundido siempre. Las escaleras en las que finalizaba la calle principal subían al segundo piso de la ciudad, residencia de los nobles, los sacerdotes y la guardia del templo. Dejaron a un lado los puestos de fruta, verdura, a los animales, y se dispusieron a entrar en el recinto sagrado.
El color rojo fue rápidamente sustituido por blanco. Pureza. Este pequeño detalle dio esperanzas al grupo. Puede que los sacerdotes de este reino no tuviesen nada que ver con los que habían conocido antaño. Puede que aquí no hubiese llegado la corrupción. El grupo siguió andando en línea recta, completamente en silencio, respetando la quietud del lugar, a pesar de que aún se escuchaba el jaleo del mercado que dejaban a sus pies. Personas a ambos lados de las calles los miraban, a la vez que cuchicheaban. Sus murmullos eran ínfimos, casi inaudibles, pero la masa aglomerada en las inmediaciones de la calle principal hacía que ese murmullo se volviese ensordecedor. Los muchachos por fin entraron en el templo. Ante ellos, un anciano con larga barba, de piel blanquecina y canosos cabellos. Vestido con una larga túnica clara, de plateados reflejos, se hallaba sentado sobre un trono de mármol.
- Señor, se presentan ante ust... - gritó el anciano que les había estado acompañando hasta entonces.
- Tranquilo, Atlacatl, los dioses ya me han hablado de ellos, puedes retirarte. - dijo, con voz sosegada, el que los muchachos dedujeron que era el sumo sacerdote.
- Muchachos, los dioses me han hablado de vuestras penurias, de vuestros sueños y ambiciones. El futuro está lejos de ser como cada uno de vosotros desea. Pero será la vida la que os ponga a cada uno en vuestro lugar, no yo. Topiltzin, he visto un gran potencial en ti, puedes llegar a ser un gran cirujano, pero lamentablemente necesitas acarrear experiencia para empezar a atender pacientes. En esta villa, Mayapán, ya que desconocíais su nombre, no podemos obsequiarte con esos entrenamientos, sin embargo, hay una ciudad un poco al sur, Ictelizán, cuyos recursos en lo refente a medicina son los mejores de la zona. Eres dueño de tu propio futuro.
- Me siento honrado porque me haga entrega de esta valiosa información, marcharé en breve pues hacía ese lugar.
- De acuerdo, no esperaba menos. Tlacaelel, los dioses han mencionado tu tenacidad a la hora de buscar tu felicidad y la de los que te rodean. Estaríamos honrados de que te unieses a los cuidadores de los animales domésticos, en periodo de prueba durante varias decenas de fases lunares, claro.
- Será todo un honor, me siento imbuida en felicidad debido a que me den este privilegio.
- Me alegra oír eso. Hiuhtonal. Te permitiremos también entrar en la escuela que enseña los cuidados necesarios para tratar a los enfermos. Espero que tu intelecto ayude a nuestro pueblo en un futuro.
- Me siento muy agradecida, señor.
- En cuanto a ti Ilhuicamina, pequeño al que el Kisín marcó con la estrella negra. Joven apesadumbrado, debes ser más positivo. El futuro te aguarda muchas sorpresas, no todas ellas malas. Eres libre para ser lo que quieras ser en el piso inferior de esta ciudad. Solo déjame decirte una cosa. Ya has encontrado la redención. Nadie tiene nada que reprocharte ne el otro mundo. Ahora está en tus manos el decidir que quieres hacer con tu vida. Desde mi punto de vista, te aconsejo aprovecharla.
- Gracias... - dijo Ilhuicamina, rompiendo a llorar. Lágrimas dulces. Lágrimas de felicidad. Zipatocnal era ya solo un bello recuerdo. No había necesidad de recordar el dolor.
Hoy era el primer día del resto de sus vidas, y la oscuridad no podía ennegrecer esa preciosa puesta de sol.




martes, 10 de abril de 2012

Redemption; Chapter seven, Stay away

7º - STAY AWAY

Dolor interno.

Dolor externo.

Dolor infligido a otras personas.

Sangre inervada. Rabia. Furia. Ganas de matar en aumento. Ilhuicamina estaba colérico. Ciego por el dolor, el odio y la sed de respuestas que le consumían por dentro a una velocidad alarmante. Recorrió como una bestia los amplios corredores del templo. Las esperpénticas figuras recreadas en las paredes le daban aún más dramatismo a la escena. Le parecía extraño que no se le hubiesen cruzado guardias, mas no le dio mucha importancia pues el encuentro con Mixtle le obcecaba tanto que no le importaba como llegar hasta él. El fin justifica los medios, solía pensar. Y esa mentalidad le había llevado a vivir una vida de penurias y venganzas, una tras otra. Siempre igual. Siempre pensando en hacer daño a los demás cuando lo que en realidad lo que necesitaba era que alguien le diese un abrazo. Pero el odio solo genera más odio, y, en ese momento, no había tiempo para mariconadas. Quería a Mixtle muerto. Lo ansiaba. Lo necesitaba.
Los pasillos parecían eternos, tanto subir escaleras, tanto dar la vuelta al toparse con un callejón sin salida, habían hecho enfurecer a Ilhuicamina, más aún si cabe. Al cabo de varios minutos corriendo, el muchacho al fin llegó a la sala principal del templo. Su objetivo debía estar allí. 

- ¡OH PODEROSO MONTECZUMA, DAME PODER PARA ENFRENTARME A LAS AMENAZAS TERRENALES QUE LOS DIOSES OSCUROS ME ENVÍAN!

Una voz ronca gritaba en la otra punta de la habitación. Debía ser el gran sacerdote, invocando a los dioses que un día le dieron a él de lado.

- TUS DIOSES SON UNOS BASTARDOS. IDOLATRAS A FALSAS DIVINIDADES. ¿ACASO TE HAN AYUDADO ALGUNA VEZ? - contestó Ilhuicamina, presentándose así ante Mixtle, que, aunque sabía que estaba en el poblado, no se había percatado de su presencia en la sala.

Giró sobresaltado para encontrarse frente a frente a Ilhuicamina. Hacía años que no se veían. Los sentimientos de ambos se entrecruzaban, peleando el uno con el otro, a pesar de que ninguno se movió del sitio. El aura dorada del sacerdote contra la oscuridad desbordante del salvaje.

- ¿QUIÉN TE HAS CREÍDO TÚ PARA VENIR AQUÍ, AL HOGAR DE LOS DIOSES, A BLASFEMAR DE ESA MANERA?

- ¿QUIÉN TE CREÍAS TÚ CUANDO ME ARREBATASTE MI HOGAR? ¡ROMPISTE UNA AMISTAD POR LA LUJURIA QUE SENTÍAS! ¿Y TIENES LA DESFACHATEZ DE ECHARME EN CARA A MÍ QUE BLASFEME? LOS DIOSES ME ABANDONARON A MI MERCED. TODO HA SIDO TU CULPA... todo ha sido tu culpa maldito desgraciado...

Con lágrimas en los ojos se acercó corriendo al gordo sacerdote, machete en mano. Sin mediar palabra, el puño derecho de Ilhuicamina impactó sobre la grasienta cara de este, que cayó estrepitosamente al suelo. El puño fue seguido de una patada en la cabeza. Y otra, y otra...
Con la cara completamente cubierta de sangre, el sacerdote se hallaba boca arriba, aún consciente, respirando entrecortadamente. Ilhuicamina se encontraba de pie, a su lado, con el cuchillo aún en la mano izquierda, con los nudillos de la mano derecha increiblemente abiertos, desgarrados. La sangre goteaba y manchaba el empedrado suelo del sagrado templo. Se sentó encima de su enemigo. Iba a terminar con todo de una vez. Le agarró por el cuello con una mano, quería verle la cara:

- Tú mataste a Zipatocnal, maldito bastardo. Por tu culpa los dioses reclamaron su alma. Nada de esto hubiese pasado. Todos podríamos haber sido felices, pero tu egoísmo, tu avaricia ha terminado por impurificar nuestras inocentes vidas. Ahora te la arrebataré yo, no mitigará el dolor que siento, pero de este modo no sufrirá más gente inocente...

Levantó el machete con las dos manos, enfurecido. Se disponía a partir el cráneo de aquella bestia cuando una ínfima luz volvió a hablarle en su interior: 

- No lo hagas Ilhuicamina, por favor. Es lo último que te pido. No me gustaría ver como más gente sufre por mi culpa. Estoy bien ahora. No te preocupes por mí. Eres buena persona, no malgastes tu vida cegado por el odio. Te mereces ser feliz. Has sufrido demasiado por mi culpa. Bórrame de tus recuerdos, empieza de nuevo. Te mereces ser feliz...

Las lágrimas corrían por el rostro de Ilhuicamina, y caían encima del sacerdote que se hallaba debajo suyo. Movió los brazos. El cuchillo silbó cortando el viento. Mixtle cerró los ojos con fuerza, acobardado. Ilhuicamina clavó el cuchillo al lado de la cabeza de la que iba a ser su víctima:

- Tienes mucha suerte hijo de puta, no sabes cuanta. - sentenció el desterrado.

Se fue alejando sin mirar atrás, volvería otra vez a la selva, ya no podía continuar en su hogar. Ya no tenía otra patria que los árboles.

- ¡TE ARREPENTIRÁS DE LO QUE HAS HECHO MALDITO ENFERMO! - gritaba en la lejanía el sacerdote, impotente ante el poder de la supuesta oscuridad que el salvaje poseía. 

Pero Ilhuicamina hacía caso omiso de las amenazas, no quería reavivar a sus demonios internos, por lo que se fue sin mirar atrás. Salió del templo, y se dirigió a casa de Topiltzin. Quería despedirse esta vez de su amigo. Quería guardan un único recuerdo alegre de Mayaque. 
Al entrar en la choza de barro se encontró a Topiltzin discutiendo con otras dos muchachas. Todos enmudecieron al ver las ropas ensangrentadas de Ilhuicamina, que se encontraba de pie en el umbral de la puerta:

- ¿Qué has hecho, Ilhuicamina? - preguntó el chico.
- ¿Eres Ilhuicamina? ¡ Cuanto tiempo! - una de las muchachas se acerco corriendo al mozo y le abrazó. Contacto humano. Cómo anhelaba eso. Era la primera vez que se sentía a salvo en mucho, mucho tiempo. - ¿no te acuerdas de mi? Soy Tlacaelel, trabajaba en los campos de recolección contigo. Ella es Hiuhtonal.

Esa era la voz que Ilhuicamina había escuchado la noche anterior. Se sentía aliviado, aún quedaban conocidos que no le recordaban como a un monstruo, un despojo de la sociedad, un paria... Esbozó una extraña mueca, un intento de sonrisa, mas la situación en la que se encontraba y la expresión de Hiuhtonal no favorecieron en nada a que esa mueca se transformase en una sonrisa. Hiuhtonal parecía realmente fría, distante, seria, todo lo contrario que las otras dos personas que moraban en esos momentos la choza. Ilhuicamina se sintió identificado con ella, y sintió la imperiosa necesidad de conocerla mejor. Quizás ella también guardaba un secreto, una vida que nadie más sabía. Quizás era como él. Pero por ahora sería imposible averiguarlo, debía huir de la tierra que le vió crecer. Aunque el destino le deparaba una sorpresa que ni al más juerguista de los dioses se le hubiese ocurrido.

Redemption; Chapter six, Purity/ Impurity


6º - PURITY - IMPURITY

La calidez de la amistad.

El frío de la traición.

Deseos que chocan. Destinos manifiestos.


Ilhuicamina se acercó temeroso a la sala principal de la choza, dubitativo de si debía o no saber todo lo que había acontecido en el pueblo en estos años. Con la mano temblorosa, cogió el respaldo de una silla y se dejó caer sobre esta, como un tucán se posiciona sobre una rama. Topiltzin, cabizbajo, se hallaba recostado sobre la pared, con un maltrecho cigarro en su boca. Su rostro era imposible de descifrar pues la tenue luz de la mañana evitaba que llegase luz solar a su cara.
Tras un silencio que pareció eterno, el chico alto, paliducho, de pelo moreno que se encontraba de pie comenzó a hablar:

- Siento mucho lo que te pasó. Tu no tenías culpa de nada. Pero las premoniciones del gran sacerdote eran inexpugnables, y nadie pudo hacer nada cuando tus padres murieron. Ellos eran el último reducto que defendía tu estancia en Mayaque, sin ellos, fuiste pasto para la tiranía del gran sacerdote. Mixtle, venerado como a un mismo Dios, no dudó en sacarte de su vista, enviarte lejos, desterrarte. Pero todo esto tenía una explicación. La hija de uno de los cazadores, Zipactonal.

Ilhuicamina escuchó como si algo de cristal se resquebrajase dentro de su interior al volver a oír ese nombre. Últimamente todo giraba en torno a ella. Y cuando salía de esa vorágine de malos recuerdos no hallaba más que odio, dolor y sed de venganza. Pero continuó escuchando, a pesar de que casi no podía aguantar las lágrimas:

- Posiblemente no conocieses a esa muchacha, puesto que era de una casta superior, pero los otros cazadores me han dicho que se pasaba las horas mirando por las ventanas del gran mercado. Las ventanas desde las que veían todas las cosechas de maíz. Decían entre risas que alguien debía llamarle poderosamente la atención, y que ojalá se hubiese fijado más en los cazadores, y no en los nenazas esos que cogían verduras y hortalizas del suelo.

El muchacho escuchaba atónito la conversación. Esto no podía ser real. Esa Zipactonal no debía ser la que él conocía. Y si así fuese, seguramente no se hubiese fijado en él, eran cientos de mozos los que recogían maíz y trigo en aquellas cosechas. Aunque cabía la posibilidad. Esto cambiaba todos sus esquemas. Su primer encuentro no había sido mágico. Estaba adulterado por un deseo previo de la muchacha. Debía ser imposible. No la había visto en la vida. No podía ser verdad.
Topiltzin prosiguió:

-  Pues bien. Mixtle puso sus ojos en ella. De entre todas las jóvenes del reino, se fijó en ella, y procedió a cortejarla. Estaba muy ilusionado, ya que ninguna mujer había rechazado nunca a un gran sacerdote. Su posición le daría los lujos que nunca hubiese imaginado. Cuán grande fue su sorpresa cuando esta zagala le dijo que no estaba interesada en él, sino en otro muchacho. Tú eras eres muchacho, Ilhuicamina. Por eso te desterró. Te quería lejos de Zipactonal.

Esto le sentó como un jarro de agua fría. Por fin se había quitado la venda que tanto tiempo le había impedido ver. Mixtle, que había sido su amigo cuando iban a la escuela, le había provocado un daño horrible.

- Pero eso no es todo. Tras tu marcha, Zipactonal estaba sumida en la amargura. Su contagiosa risa no sonaba más. Apenas hablaba con todos los demás y, de la noche a la mañana, desapareció. Huyó de casa y se adentró en la espesura de la selva. Te buscaba.

Ilhuicamina estalló de rabia, ya no podía soportarlo más, cada una de las palabras que Topiltzin decía se le clavaban en la conciencia como flechas envenenadas. Se sentía culpable por la muerte de Zipactonal. Aunque había alguien que era aún más culpable. Mixtle. El artífice del Caos. El Kisín humano. El lobo vestido de cordero. Quería explicaciones, o eso deseaba pensar, porque en el fondo, la rabia volvía a cegarle. La locura, la oscuridad, volvían a apoderarse de su cuerpo. Se vaticinaban más sangrías, solo que esta vez, disfrutaría matando.
Se levantó de un golpe de la silla y corrió hacia la ventana. Fue tan repentino que Topiltzin se tropezó y cayó al suelo. Ilhuicamina cogió un machete que su amigo utilizaba para cazar, y saltó por la abertura en la pared de barro. Corrió por todo el poblado, perdido, buscando la forma de alcanzar el gran templo, que se hallaba en la parte más alta de la ciudad. Recorrió calles y calles, casi sin aliento. Cogiendo fuerzas de donde no las había. La locura le daba el poder. Esta vez no necesitaba del fruto del Árbol de las Ánimas para sentirse poderoso. Era consciente de que no sería capaz de llegar hasta su objetivo, su guardia era inmensa, y estaba mucho mejor armada que él. Tendría suerte si consiguiese salir con vida de la escaramuza que estaba a punto de protagonizar, pero no temía lo que el destino le deparase, se levantaría una y otra vez hasta vengar la muerte de su amada.
Las calles llegaron a un final, un gran edificio que se elevaba hasta el cielo. La majestuosidad del recinto no amainó la ceguera de Ilhuicamina, que prosiguió enfurecido su marcha, ahora a un paso más taimado.
Dos guardias se encontraban charlando en la puerta, cuando vislumbraron al atacante, se dispusieron a asaltarle, mas sendos golpes en sus sienes con los puños desnudos de Ilhuicamina les dejaron en un estado inconsciente.
El muchacho se hallaba embravecido, y nada ni nadie podría detenerle. Aunque no tenía ni idea de lo que estaba a punto de ocurrir.

viernes, 30 de marzo de 2012

Redemption; Chapter five, Home

5º - HOME

Infancia perdida. Madurez forzada.

Víctimas inocentes.

Ángeles ocultos.




Ilhuicamina abrió los ojos poco a poco, despacio. Las luces, a la que no estaba acostumbrado, le quemaban las retinas. Se hallaba tumbado boca arriba, en un mullido montón de algodón. Desde su niñez no había vuelto a dormir en una cama. La sensación era indescriptible. Se encontraba confuso y desorientado, pero una extraña familiaridad en el ambiente le hacía sentir a gusto, no tiene miedo.
El fuego crepita en una pequeña chimenea a unos metros de él. El fuego al que se enfrentó en el pasado había sido domado, y utilizado para proporcionar alivio y no dolor. Voces de desconocidos dialogan en la habitación contigua, estas voces le evocan vagos recuerdos de su infancia, pero no consigue identificar a quienes pertenecen, por lo que en un vano intento de escuchar mejor, se acerca a la pared que une ambas habitaciones:


- ¿Pero no te parece una coincidencia que Ilhuicamina haya regresado a la aldea después de tanto tiempo, justo cuando le ha pasado esa terrible desgracia al chamán?- dijo una voz de mujer. Dulce, reconfortante, pero a la vez estricta y seria, terriblemente seria.
- No lo sé, pero no creo que sus heridas se las haya provocado él mismo. Además, cuando llegó flotando al lecho del río estaba medio moribundo. Algo muy grave ha debido pasarle, esperemos que despierte pronto y nos cuente su historia. - dijo una voz masculina. 


Esa voz la recordaba perfectamente. Topiltzin. Su mejor amigo de la infancia, su mayor rival cuando aún vivía en el poblado. El chaval, un año mayor que él, a quién siempre quiso superar, mas nunca pudo. 
Ilhuicamina deja de escuchar por un momento, un tren de imágenes circula a lo largo de su mente. Recuerda toda su infancia, y se pregunta porqué no actuó Topiltzin en su defensa cuando le expulsaron hace ya cinco años de su hogar. ¿Qué motivos le empujaron a esconderse cuál vil reptil en su madriguera?. Él era su amigo, su mejor amigo, no debió abandonarle. Una lágrima llena de rabia brota del ojo derecho de Ilhuicamina. Quiere explicaciones. La furia vuelve a apoderarse de su cuerpo. Debe controlarse ya que, si no lo hace, la oscuridad volverá a consumirle...
Tras un pequeño desliz, se calma y continúa escuchando. La conversación ha adquirido tonos más agresivos, llegando incluso a algún que otro grito:


- ... El poblado está muy agitado últimamente, parece como si todo el mundo se estuviese volviendo loco por momentos. Como esto siga así, me iré pronto. Esta situación es insoportable, ¡que les den a todos! - dijo una voz femenina, más estruendosa que la anterior, por lo que Ilhuicamina deduce que en la habitación contigua hay dos chicas y un chico, Topiltzin.


Un portazo retumbó en toda la casa.


- ¿Qué le pasa ahora a esta? - dijo la primera mujer.
- Está preocupada por Ilhuicamina, por eso se comporta así. O eso creo. - respondió Topiltzin, en voz baja, casi en susurros.


Este último dato le hizo percatarse a Ilhuicamina de que podrían sospechar que se encontraba despierto, por lo que volvió a su cama. Meditó largo y tendido sobre el lecho en el que se hallaba. Mañana tendría todas las respuestas que buscaba.


El sol luce sobre las hojas del árbol que se haya al lado de la ventana. Por su altura, Ilhuicamina determina que debe ser mediodía. No hay nadie en la casa. Se encuentra confuso, por lo que decide salir fuera. Piensa que ver los edificios que veía en su infancia le ayudaría a encontrar una explicación a todo lo que pasaba a su alrededor. 
Al salir de la casa, la luz del sol le ciega, cuando de repente, alguien grita su nombre. Y siente como alguien le abraza. Contacto humano. Apenas recordaba lo que era eso. Su amigo de la infancia sonríe. Está feliz por poder ver al flojucho una vez más. Pero Ilhuicamina quiere respuestas.


- ¿Por qué me abandonaste? - Fue seco, contundente y enormemente frío. Rompió la magia del momento al instante.
- Pasa adentro, han pasado muchas cosas en tu ausencia, te lo explicaré todo. - respondió.


Ambos cruzaron silenciosos el umbral de la casa, cruzaron el pasillo en silencio, y tomaron asiento, sin que una sola palabra saliese de sus labios.


- Bien. Lo primero de todo lo siento. Yo también me quedé muy solo tras tu marcha. Ahora, deja que te lo explique todo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Redemption; Chapter four, Behind the Darkness

4º - BEHIND THE DARKNESS

Oscuridad intensa. Luces cegadoras.

Autodestrucción.

Personas.


Oscuridad. Hiciese lo que hiciese, Ilhuicamina no hallaba más que sufrimiento. El dejarse llevar por la corriente con un fino hálito de vida, muestra de su fuerza de voluntad y el rechazo ante el sometimiento divino, le dió que pensar. Quizás él era en si mismo la oscuridad, fuerza celestial que atraía todo lo malo. Bondad que en cierta parte del camino se tornó perversa. Dolor angustioso. Rabia irrefrenable, deseosa de salir de un marchitado cuerpo. Meditó largo y tendido si al mundo no le iría mejor si el ya no estuviera y tomó una decisión de cobarde. Huir. No había hecho otra cosa en su vida. Nunca plantó cara a sus problemas, solo agachaba la cabeza, cerraba los ojos y salía corriendo. 
Decidió dejar de seguir flotando, imbuirse en las gélidas aguas del río y no volver a la superficie, nunca más.
Cerró los ojos. La Luna sería testigo de su final. Su magia ya no le hacía efecto, ya no podía continuar. 

- Yo también quería esas alas... Maldigo a los pájaros, que nacieron con el don de la libertad.

...Y soltó todo el aire que había en sus pulmones...

Poco a poco, se fue sumergiendo. El frío, se fue haciendo más y más intenso. Un frío que le quemaba la piel. Y perdió la consciencia, como en aquellas noches en la selva en las que solía dar rienda suelta a su locura. Empezó a ver su vida a la velocidad del rayo. Recuerdos felices se alineaban con sucesos trágicos. Unos y otros  montaban una coreografía rítmica. Secuencias vertiginosas de una vida propia. Llegó el momento del salto al vacío, y todo se tiñó de negro. Últimamente su vida giraba en torno a ese color. No conseguía ser feliz a pesar de buscar la felicidad en cada una de sus acciones. Por eso tiraba la toalla. No había ganas de seguir el espectáculo. Con un poco de suerte, vería a sus seres queridos en la otra vida.
 De repente, vio un punto blanco. Minúsculo, extremadamente pequeño, casi irrisorio. Esta efímera luz se fue haciendo cada vez más grande, y de ella salió una silueta femenina. Reconocería esas curvas a kilómetros de distancia. Esas curvas que tanto añoraba. Cada minuto de su triste existencia. Ella se acercó con paso firme. él se puso en pie; ya no sentía miedo. Cuando se encontraron frente a frente, sus caras fueron acercándose. Se fundieron en un pasional beso. Un beso que pareció eterno. Un beso para devolverle el aliento. Un beso para devolverle la vida.
Cuando se separaron, Zipactonal susurró sus últimas palabras:

- Es hora de despertar.

Y acto seguido le propinó una brutal bofetada al muchacho.

Ilhuicamina abrió los ojos poco a poco. Se encontraba tumbado boca arriba sobre tierra. El agua del río, congelada como cualquier noche, se colaba entre los dedos de sus pies, haciéndole cosquillas. Se sentía vivo. Empezaba de cero. Y no volvería a huir...
Tras él, suenan pisadas y lo que parecen voces humanas, pero se encuentra demasiado débil para entender lo que dicen:

- ¡Ayuda! ... muchacho ... río ... fuego ... calor ... .

Con los ojos aún entreabiertos, vislumbró la escena que se exponía ante él. Grandes construcciones de piedra que llegaban hasta el cielo se entremezclaban con casitas de paja y animales que no había visto nunca. Luces por todas partes. Todo eso era nuevo para él. Pero no tenía miedo. El dolor le había hecho fuerte.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Redemption; Chapter three, War

3º - WAR

Demonios internos. Guerra de intereses.

 Sangre. Sudor. Lágrimas.

 Paz. Liberación.

El majestuoso árbol había emergido de sus cenizas. Su poder semi-infinito, había consumido a quienes lucharon contra él. Ya casi no quedaban árboles en la zona de las cascadas. Sólo hiedras moradas, espinosas y dañinas. 
Sus frutos, hijos infectos de un incesto entre seres esperpénticos, se diseminaron por los alrededores, envenenando todo lo que encontraban a su paso; haciendo huir a los animales, haciendo mutar a las plantas.
La belleza natural de la selva había desaparecido completamente. Los árboles, antiguo hogar de monos y aves, habían desaparecido. Ya no quedaba nada más que un sol abrasador...

Y la noche... Que transformaba todo en una inmensa oscuridad. Cielo y tierra se unían formando un sólo firmamento. Pero dentro de esa inmensa oscuridad se hallaba luz, y Ilhuicamina por fin se dió cuenta de ello.
La Luna, las estrellas, seguían allí, brillando para él, no le habían abandonado. Eran su luz, habían estado escondidas, pero cuando las necesitó siempre estuvieron ahí. Recordó su infancia en el poblado, mirando las estrellas, sus únicas amigas. Recordó sus aventuras entre las copas de los árboles, con la noche de fondo. Recordó a Zipactonal. Lloró de rabia. No podía entender como el odio le había consumido tanto. Ella no hubiese querido verle así. Cumpliría su voluntad. Haría de este un mundo mejor y para ello, debía empezar por redimir sus pecados.
Era una noche seca. La ausencia de árboles se había llevado consigo a la humedad. Era una bonita noche para hacer el bien. Vandalismo en estado puro, pero todo por hallar la paz. El fin justifica los medios, solía pensar.
Cuando vivía en el poblado escuchó que el fuego purifica, e iba a realizar una purificación digna de un Dios.
Con el choque de obsidianas provocó fuego y con los restos afilados de estas hizo cuchillos. 
Se acercó al árbol de las Ánimas y rompió su negra corteza con el negro cuchillo. La savia, pastosa y blanquecina, hacía que se le pegasen los dedos. Una ínfima defensa una vez caído su ataque psicológico a Ilhuicamina. Acercó el fuego al árbol y este se extendió rápidamente, como un combustible. Y rápidamente rodeó a Ilhuicamina. Sería víctima de su propia obra macabra. Podía ver como su maestro, su mentor, su falso amigo en la última época de su vida se iba consumiendo poco a poco, transformándose en las cenizas que hubiese acabado siendo si él no hubiese intervenido. Los frutos, quemado, se tornaron completamente negros. Su zumo no volvería a amargar a nadie.
Vió la muerte cara a cara, al Kisín, a quién había hecho de su existencia algo efímero. Y se entregó al fuego. Él también debía purificarse, no debía quedar un sólo atisbo de maldad en el mundo. Zipactonal lo hubiese querido así. 
Corrió entre las llamas, ciego. El inmenso calor le reconfortaba por dentro, a la vez que le destruía por fuera. 

Y se hizo el vacío. 

No vió el borde del precipicio, y saltó sin darse cuenta sobre las cataratas. Se sintió liviano durante su caída.  "Esto debe ser la redención. Que los designios de los Dioses guíen mi destino. Me siento en paz".

martes, 20 de marzo de 2012

Redemption; Chapter two, Oblivion

2º - OBLIVION

Pisadas en el barro.

Sangre.

Gritos sordos en la oscuridad. Escalofriantes carcajadas. Siniestras oraciones.  

La noche se cernía sobre la espesura de las copas de los árboles. Las estrellas brillaban con una belleza única. Las luciérnagas revoloteaban juguetonas entre las flores, haciendo de la quietud de la selva algo maravilloso. La noche traía consigo la quietud y la calma. El bullicio y la vida matinal daban paso a la tranquilidad, el apaciguamiento de la noche...

Mas algo acechaba entre las sombras. Escondido. Esperando el momento para atacar a presas durmientes. Esperando para hacer daño. Para hacer sufrir. Esa criatura era Ilhuicamina, o lo que quedaba de él, que no era más que un cuerpo vacío...

Enfurecido con el mundo, envuelto en un aura tenebrosa, merodeaba trepando por las ramas de los árboles.

Una familia de tapires dormía plácidamente en un rincón de la selva, ajenos al peligro que estaba a punto de condenarlos. Un peligro con nombre propio, Ilhuicamina. La locura, el odio, la soledad, le habían vuelto loco, por eso era peligroso. Tras una apariencia tranquila y simpática se hallaba un alma psicópata, con sed de sangre. Puede que todos tengamos una personalidad psicótica latente, enjaulada en el rincón más oscuro de nuestro cerebro, pero él había perdido el sentido de lo que estaba bien o mal, y su mini-yo psicópata fue fortaleciéndose, hasta el punto de poder doblar los barrotes que le aprisionaban con el movimiento de su dedo meñique.

Tenía sed de sangre, y bebió. Vaya que si bebió...

Degolló una a una a las pequeñas criaturas que se encontraban indefensas, con una pérfida sonrisa en sus labios, mientras la sangre le salpicaba su torso desnudo y sucio. Cuando acabó con la vida de todos ellos, lanzó una sonora carcajada al cielo fruto de su locura. Bañado en sangre, el niño que había crecido demasiado deprisa se sentía feliz. Ese líquido espeso y rojo era como agua en medio del desierto. El dolor de los demás le causaba placer. Entonces procedió al ritual que realizaba cada noche, bajo el manto de la cubierta de los árboles y junto a la pila de cadáveres, víctimas inocentes de la locura. Procedió a ofrecer esos cuerpos inertes a la oscuridad, quién le había otorgado el poder de sembrar el caos; padre de la infecta criatura que era ahora:

                 -  ¡Oh Kisín, Dios Oscuro, Dios de la Muerte, yo te invoco! ¡A su Deidad, que en su misericordia decidió darme el poder de juzgar a este pútrido mundo, le entrego yo estos sacrificios, no hay necesidad de que estas alimañas asquerosas interrumpan el sueño de un Dios, por lo que siga descansando, ya han sido juzgadas y condenadas al Xibalbá!. Hediondo le llaman, ¡ JA!, cuán cómicos pueden llegar a ser estas putrefactas criaturas cuya existencia ya es en sí una blasfemia...

El árbol de las Ánimas se iba haciendo cada vez más grande, debido a las ofrendas que noche tras noche recibía, por lo que llegó a infectar a los árboles de su alrededor, y estos comenzaron a pudrirse, lenta y paulatinamente, a la vez que las moradas hojas de la reencarnación del innombrable se volvían más y más turgentes, duras, con escamas y espinas que brillaban con una luz diabólica a la luz de la Luna.

La locura había asolado una gran parte de la naturaleza verde que antes predominaba en la jungla. Ahora no se encontraba otra cosa que muerte, llanto y desolación. Ilhuicamina se creía el dueño y señor de toda esa tierra. La oscuridad era una espesa venda que le impedía ver la realidad. El verdadero Rey de todo era Kisín, señor tenebroso, representante de la oscuridad y de todo lo malo. El era el artífice de todas las desgracias. Ilhuicamina no era más que un simple peón. Una víctima que creía ser verdugo; una corriente de viento que creía ser Dios.